miércoles, 26 de abril de 2017

Ella es de siempre

Todo parecía normal, una mañana cualquiera en Sevilla como tantas otras he vivido en el día a día, sin embargo no sabía la sorpresa que Ella tenía para mi. Fui a verla, se la debía, aproveche un hueco para acercarme a su capilla, la de la calle Pureza donde habita. Entre como un suspiro, no quería casi ni mirarte hasta que no estuviera lo más cerca posible de tu rostro, la paz, la esperanza de tu mirada me lleno por dentro, tranquilidad, todo está bien.

En ese momento fue cuando me di cuenta del gran vacío que había en tu capilla, ese que ha dejado el Cristo de las Tres Caídas mientras se está restaurando, sólo sabía mirar tu altar sin ti y pensar que vuelvas pronto Señor, que Triana te necesita.

Cada vez que voy a verla tengo por costumbre rezarle con su salve marinera, la que canta su barrio cuando viene vuelta, la que cierra cada Madrugada la estación de penitencia, la que aclama a los cuatro vientos que tú eres nuestra Esperanza. Pero esta vez no pude acabar de rezarte, me quede pasmado al ver la imagen, la foto para el recuerdo que jamás se me olvidará y que ahora les relato.

Una mujer, mayor, se había acercado al altar del Señor a buscarle, no lo encontró, se le cambio la cara, la preocupación invadió su rostro, buscaba angustiada con la mirada en cada rincón de la capilla dónde podía encontrarse Él mientras que sus manos aferraban la reja que separa el altar del pueblo. No conseguía pensar nada, me estaba dando cuenta de lo que pasaba y fui a acercarme a ella a explicarle lo que pasaba cuando ya ella había comenzado a andar hacía mi para preguntarme. Efectivamente me pregunto: ¿Y el Cristo. dónde está? Le explique que hace pocos días se lo llevaron para restaurarlo y suspiró aliviada, me dio las gracias. Se puso a mi lado y comenzó a mirarla a Ella, que había sido la mejor testigo de la escena, yo quise seguir con mi salve pero en ese momento me volvió a hablar: !Qué guapa eres¡ ¿La has visto? ¿Has visto lo guapa que es? al menos para mi Ella es la más guapa de todas. Yo me quede petrificado casi, veía en su mirada la esencia de Triana, el amor de verdad a la madre de todos los trianeros, veía su fe en Ella a la vez que notaba el vacío que tenía al no haber encontrado a su Hijo en el altar. cuando conseguí articular palabra sólo fui capaz de decir: Ella es la fe de Triana. A lo que a punto de marcharse giró la cabeza una vez más y me dijo: de siempre, Ella es de siempre y te lo dice una que lleva aquí toda su vida. Nuevamente vi en su mirada algo especial, en esos ojos vidriosos de la emoción al hablar de la Esperanza.

No fui capaz de decir nada más, la volví a mirar a Ella, acabe mi salve y pensé, Quien se crea que va a poder acabar contigo, con nuestra fe en ti, con nuestro amor hacia a ti y que salgamos a verte cada Madrugada está muy equivocado, con esto no pueden, ni podrán. Una vez más le di las gracias por ese momento antes de marchar a continuar con la rutina de una mañana que no volvió a ser la misma.

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