lunes, 20 de marzo de 2017

En el Monte Calvario

Llora la noche tu pasión Señor, cae la Madrugada en Sevilla, la primera luna llena de primavera, esa luna en la cual se celebraba la pascua judía, la luna llena de pasión y tu muerte en la cruz. Cae la noche en Sevilla, la Magdalena aún siente la cera caliente de la Quinta Angustia cuando vuelve a abrir sus puertas para la salida de la cofradía del Calvario.

Cruz arbórea, simple, sencilla. Imitando la del mismo Cristo, el silencio y el ruan invaden las calles. Cristo ha muerto en la cruz, la noche llora su muerte. Voy en tu busca Señor, ya con las primeras claras del alba, cuando regresas a casa, después de repartir tu amor, desde tu Calvario, sobre la ciudad de Sevilla, te llevo mis oraciones, mis plegarias y peticiones, esas que cruzando Molviedro sobre tus manos recoges, las haces tuyas y por ellas mueres, contigo Señor del Calvario todo tiene sentido.


Pero el sentido se completa al ver tu palio de cajón, madre de Presentación, contoneo de tus bambalinas que van y viene con una mecida que recrean el mejor de los sonidos en el absoluto de los silencios. Candeleria encendida, completa, abundante, luz para una Madre que en la penumbra de la noche es luz y ante el frio de la oscuridad, te abriga, te ampara, Madre de Presentación que cada madrugada, vuelves a recorrer el camino al Calvario, para rendirte a los pies, de un hijo ya muerto que regresa a casa al amanecer. 

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