miércoles, 8 de febrero de 2017

Por la puerta dentada

Es una tarde de Martes Santo, la Puerta Carmona que se adentra en la judería sevillana comienza a llenarse de nazarenos de capa vestidos de azul, un azul celeste como el cielo. La calle está abarrotada esperando la salida de la cofradía de San Esteban. Es inevitable quedarse pasmado observando la puerta con el arco dentado y pensar que por ahí tienen que salir dos pasos.

Las puertas se abren y aún se resaltan más esos dientes de la ojiva. Comienza a discurrir la cofradía por la calle, llenando la judería de regueros de nazarenos de azul con cirios color tiniebla, los niños reparten estampitas y caramelos con esa inocencia que los caracteriza. Aparecen los ciriales en la puerta y enmudece la gente, la banda de la Redención está preparada, el dorado del paso comienza a iluminarse conforme se acerca al dintel de la puerta. Con mucho mimo y cautela, comienza el misterio a salir por la ojiva, muy poco a poco y sin llamarse ordena el capataz, poco a poco comienza a brillar el dorado del paso que ya está casi al completo en la calle, por fin tengo tu rostro frente a mi Señor, tantos días pasando junto a tu ventana para pedirte Salud y Buen Viaje y ahora vas a repartirla por Sevilla, ahora es el momento en el que cada oración intenta consolar tu llanto, mientras los sayones se burlan de ti, tus fieles reconocen tu grandeza. Suena Redención, suena la Clámide Púrpura y el paso comienza a adentrarse en la judería.

En el ambiente comienza a notarse aún mayor tensión, los costaleros que no realizan la salida se colocan en la puerta para ayudar a sus compañeros, se escucha como se levanta el palio y comienza a andar por el interior de la Iglesia. Los ciriales salen a la calle y una nube de incienso impide vislumbrar más allá de la puerta, la calle enmudece de nuevo con una tensión mayor que cuando el misterio. El paso se encuadra con la ojiva y es sorprendente ver todo lo que tiene que bajar el palio para poder atravesar la puerta. La cuadrilla comienza a echar los cuerpos a tierra muy poco a poco. Los costaleros con el faldón levantado se pueden ver perfectamente cómo se colocan de rodillas para afrontar la salida. El momento se acerca, comienza a avanzar de frente, los costaleros que están por fuera sujetan el peso del palio para que no se choquen los zancos con el suelo, los varales rozan los dientes de la ojiva pasando a escasos milímetros, el esfuerzo es absoluto y el palio sale a la calle y la Banda de Música de Cigarreras comienza a interpretar el Himno, se escuchan suspiros y aplausos, y a la lejanía los abrazos de los costaleros que estaban por fuera, el paso se levanta completamente y el aplauso es ya atronador. La Virgen de los Desamparados un año más está en la calle y comenzará a repartir su amor de madre por Sevilla, se aleja ese palio de manto con ese manto bordado recién estrenado, San Esteban un nuevo año llena de azul el Martes Santo.

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