lunes, 13 de febrero de 2017

En tu Soledad, mi Salvación

Ahí viene la Madre de Dios, desconsolada, su hijo ha muerto y no encuentra modo alguno de calmar su llanto. Se encuentra en soledad, la soledad de su paso de caoba y plata al pie de la cruz mientras su mirada busca en el cielo ese consuelo que tanto le hace falta.

San Buenaventura se ha llenado de nazarenos con antifaz negro y túnica blanca que demuestran la gran dualidad de esta hermandad. En un pequeño rincón de la parroquia encontramos el motivo, el 
crucificado de la Salvación que se queda en casa año tras año.

La Virgen de la Soledad recorre las calles del Sevilla buscando el consuelo, el negro de luto del antifaz de cada nazareno que reza para calmar el llanto, negro de luto que reza por la esperanza de Salvación que Cristo nos ofrece día tras día en la cruz, túnica blanca por una promesa de Salvación cumplida en la resurrección del alma en el Reino de Dios.


Veo como el paso se acerca con un son fúnebre, la cruz vacía a las espaldas de Ella parece que aún tiene en ella clavada el cuerpo de Jesús. Parece que la escena está viva en el movimiento de la mecida del paso que ya está al lado y que cada sevillano quiere acercarse a Ella para darle el pésame y alguna palabra de alivio o simplemente le lanza un beso a lo lejos, palabras y besos que no consiguen aliviar el dolor que tiene por dentro. Madre no llores, pues tu Hijo nos ha salvado y te espera en casa. Cada vez que visito a la soledad en su templo de San Buenaventura me doy cuenta que en su Soledad, siempre acabo encontrando mi Salvación.

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