domingo, 12 de febrero de 2017

Ángeles del cielo

Allí, en Recaredo, empieza la sintonía del final de la pasión de Jesús, comenzando por la devolución de un cordial saludo, como si de dos viejos amigos se tratase, a la Hermandad de San Roque que en su día hizo lo propio, el ya pasado Domingo de Ramos.

Las calles del centro se van llenando de nazarenos blancos con escapularios azules y cirios de color tiniebla, tramos de nazarenos que preceden al crucificado que tallara Ocampo, Cristo de la Fundación, en paso de caoba y alumbrado por faroles, serenidad, humildad de Dios muerto que acoge el alma de todos los hombres en sus brazos clavados al madero. Solo queda agachar la cabeza ante su llegada, la llegada del que ha muerto por nosotros.

Un alboroto se produce en el cielo pues los pequeños querubines quieren ponerse en primera fila para poder apreciar la belleza sin igual de su reina, los ángeles forman filas esperando el paso de su Virgen de los Ángeles, al igual que Sevilla espera la llegada de ese palio que queda grabado en la retina debido a su singularidad. Que suerte tienen los ángeles del paraíso, madre, de poder ser parte de tu palio y tu manto, quien pudiera ser uno de esos querubines que como niños juegan y se mecen por tus bambalinas al son de las marchas tocando en cada vaivén los varales creando ese sonido característico.

Una vez pasa el paso y comienzas a vislumbrar como se marcha poco a poco solo queda deleitarte, ver como se pierde como un suspiro, como si nada, dejando un vacío en la calle que no entiende como ha pasado tan rápido, solo se ven ya los ángeles que conforman el manto que decidieron dejar de volar por los cielos para custodiar a su reina de los Ángeles.

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